jueves, 7 de mayo de 2009
infinta tranquilidad.
El viento con olor a lluvia, la vida reflejada en el agua, el color de la entereza desplegado en mi interior. Mi cuerpo se relaja mi mente se entrega al alivio, un millón de apuntes y relojes que se hunden en aquella laguna infinita pasiva y actante.
La luna enciende el río, el río me enciende a mí, la energía me invade el cuerpo realza mi mente y rechinan mis rodillas, quizás fue así, quizás fue el frío pero prefiero creer que fue la luz dura y espesa del espectro que me electrocutó y me revivió.
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